Aborto — ¿Genocidio, o Derecho en Libertad Humana?


Gran Controversia

El tema del aborto puede tornarse un tanto violento en las discusiones. No vamos a buscar hacer eso aquí. También muchas veces no se escuchan los argumentos entre sí, y además no estamos todos de acuerdo sobre las definiciones de ciertas palabras clave, y lo que podría ser un debate constructivo se convierte en pesadas acusaciones y toxicidad.

Y de eso, son culpables tanto el lado pro, como el lado anti.
Pero, “pro” y “anti” ¿qué exactamente? Eso en sí mismo es ya un problema, pues no importa qué nombres uses, nunca tendrás feliz a todos. “Pro-Vida” tendrá feliz a un lado y molesto al otro, mientras que “Anti-Mujer” o “Anti-Libertad“, tendrá el efecto opuesto. “Pro-Elección” o “Pro-Libertad” tendrá feliz a un lado, y molesto al otro, mientras que “Anti-Vida” tendrá el efecto opuesto.

Esta peculiaridad sobre cómo deberíamos de llamar a los dos grupos, es evidencia de ese problema más profundo, de que no estamos de acuerdo sobre la definición, significado, y/o valor de ciertas palabras cruciales que formarían la base de todo nuestro pensamiento subsecuente.


¿Qué es la vida? ¿Dónde empieza y cuál es su propósito?

¿Qué es un derecho humano? ¿Quién lo da o de dónde viene?

Cuando mi derecho entra en conflicto con tu derecho, ¿cuál tiene prioridad y por qué?


No vamos hoy a enfocarnos tanto en responder como tal esas preguntas profundas. Pero sí vamos a examinar cómo las diferentes respuestas que existen a esas preguntas, influyen sobre el pensamiento, y sobre los argumentos que ambos lados sostienen, tanto el lado “pro-aborto”, como el “anti-aborto” (espero que esos nombres sean lo suficientemente neutrales). ¿Qué lleva a algunos anti-aborto a acusar al lado pro-aborto de genocidio? ¿Y qué lleva a algunos pro-aborto a acusar al lado anti-aborto de misoginia, y de violación a los derechos humanos, comparándolos incluso con los terribles racistas que defendían la esclavitud?

Seré lo más imparcial posible al presentar los razonamientos y motivaciones de las dos posturas, buscando traer mayor claridad sobre ambas, y dejaremos que los lectores deriven sus propias conclusiones y decisiones. Por supuesto, yo también tengo mis propios sesgos y mis propias opiniones, y las compartiré al final para que lo tomen en cuenta con ojo crítico.

La Vida Comienza Cuando…

¿Cuándo específicamente podríamos considerar que el feto comienza a estar “vivo”? Esta pregunta consume mucho tiempo y atención en las discusiones, pero en realidad no es un argumento tan relevante como muchos creen. Esto es, porque el lado pro-aborto considera como su argumento principal la libertad de la mujer para elegir sobre su cuerpo, independientemente de si se va considerar al feto como “suficientemente vivo”.

La mayoría del tiempo, no es que se quiera negar que el feto esté vivo, sino que se quiere decir algo más como esto:


Existe “un punto”, en las etapas de desarrollo de la vida humana, en el cual ya no estamos justificados en interrumpirla, pero antes de ese punto, sí estamos justificados en interrumpir esa vida en desarrollo.


El problema ahí es que no existe ese “punto” exacto, donde haya un “consenso científico”. Algunos apuntarán al momento en que el feto siente dolor, otros al desarrollo del corazón o cerebro, y otros más a la posibilidad del feto de sobrevivir fuera de la matriz. Pero esos momentos no son exactos tampoco. Se estima que el feto puede sentir dolor desde la semana 7, y el otro extremo lo estima hasta la semana 25.

Las cámaras del corazón se ven a detalle en un ultrasonido hasta la semana 22, pero una forma primitiva del corazón comienza a latir y tener pulso constante desde la semana 5. La viabilidad de que el feto sobreviva fuera de la matriz dependerá siempre de los avances en la ciencia y medicina. Y tampoco hay un punto exacto en el que podamos acordar todos que nos “incomoda lo suficiente” un aborto, a causa de que el feto de repente comience ya a verse “muy humano”.

La mayoría de los biólogos concuerda en que la vida como tal, comienza desde el momento de la concepción, cuando un código único de ADN es formado, y un miembro distinto de la especie comienza su desarrollo. Y si ponemos atención, mucha gente pro-aborto está dispuesta a concordar con este punto, y aceptar que se pueda considerar a los fetos como vivos (sí, vivo, aunque poco consciente). El dilema vemos entonces que empezaría a acercarse más hacia temas de filosofía y ética, que de ciencia o medicina.

El enfoque pro-aborto en realidad, más que estar sobre el feto y su biología, estaría sobre la mujer embarazada, y sobre lo que a veces serán circunstancias y realidades muy duras y muy difíciles en que se encontrará ella, que la orillan a considerar la decisión de abortar.

Las Realidades Atroces de la Vida

Piensa por un momento en todos los niños abandonados y mal atendidos que ya hay, tanta pobreza en el mundo, tantas madres solteras. Piensa en la vulnerabilidad de la mujer mientras está embarazada, los obstáculos a ambiciones profesionales que conlleva, los gastos médicos y posibles complicaciones. “¿Si mi hija de 14 años es violada y se embaraza como consecuencia, vas a forzarla a cargar con el hijo de ese monstruo?” Además, muchos abortos espontáneos suceden todo el tiempo de todas formas.

Teniendo en cuenta todo esto, el aborto puede verse como un mal necesario, o incluso una misericordia sobre situaciones que de por sí ya son difíciles, para no tener que además agregar a la fuerza otro peso sobre la mujer, el peso de una de las responsabilidades más grandes que existe: criar un hijo/a, o al menos llevar a cabo el embarazo y después darlo en adopción.

Podríamos llamar quizá todo eso, como el aspecto del “peso emocional derivado de lo atroz y terrible que son ciertas tangentes de la vida humana”. Son realidades que son muy desagradables y difíciles, y que traen consigo una terrible carga emocional. No es de extrañarse entonces que sean tan influyentes sobre cómo la gente va a percibir el aborto.

La mayoría de las organizaciones y activistas que promueven el aborto, apoyan al aborto en cualquier punto y semana antes de dar a luz, por ejemplo, precisamente por este punto. No quieren nunca juzgar la situación de una mujer como “no lo suficientemente atroz para justificar abortar”, incluso si es durante el tercer trimestre cuando el feto está ya muy desarrollado.

¿Qué hay de las mujeres que no sabían que estaban embarazadas por ejemplo? O quizá su pareja abusiva y controladora la tuvo encerrada varios meses sin permitirle abortar. O quizá ella sí planeaba dar a luz, pero de repente pierde su trabajo, y además su esposo fallece en un trágico accidente.

Pensar o incluso presenciar todo tipo de escenarios, puede ser muy inquietante, y nos llama a querer tener compasión diciendo algo como: “haz lo que tengas que hacer, sólo tú entiendes de verdad tu situación, no te voy a juzgar“.

Pero

Hay un problema con utilizar lo “atroz” de la vida, para apoyar nuestros argumentos, y es que, el lado opuesto puede hacerlo también. Ya describimos duras realidades que suelen señalarse desde el lado pro-aborto, pero el lado anti-aborto tiene sus perspectivas sobre realidades atroces también.

Una violación es terrible. Alguien en posición de poder, abusa de alguien más que se encuentra vulnerable. ¿Y qué hay más vulnerable que aquellos en el vientre de su madre? Un aborto no resolverá ni desaparecerá una violación, y no deberíamos de hacer responsables a los hijos de los crímenes de sus padres. Muchas mujeres víctimas de violación deciden dar a luz y amar a sus hijos a pesar de todo.

Para algunas mujeres incluso, el aborto conlleva el riesgo de ser una experiencia traumática, y no están conscientes de que eso será lo que sentirán, hasta después de que realizan el aborto y se arrepienten o dudan de su decisión.

Para alguien anti-aborto, puede ser muy inquietante el hecho de que la cultura promueva que las mujeres acaben con la vida de sus propios hijos en el vientre. Especialmente cuando se voltea a ver cómo son exactamente los procedimientos, y cómo se ven los resultados.

La píldora abortiva causa sangrados, y la expulsión del feto, a veces de forma muy dolorosa. Otro método involucra usar una aspiradora bastante potente. Y en el segundo o tercer trimestre, el procedimiento puede involucrar palabras y frases como “desmembramiento”, “aplastar el cráneo con forceps”, “inyectar veneno y sedativos al corazón o cerebro del feto”. Por no mencionar las fotos o videos de dichos procedimientos, que por razones de sensibilidad no mostraré en este artículo.

Todos los días, suceden alrededor de 200,000 abortos en el mundo, que serían 73 millones al año. De esos, aproximadamente 0.8% son abortos de más de 21 semanas (estimación general basada en datos de Estados Unidos), así que eso serían quizá 1,600 abortos de fetos en edades mayores a los 5 meses, sucediendo todos los días en el mundo (584,000 al año).

La gente anti-aborto debe estar dispuesta a enfrentar la atroz realidad de las madres solteras, en pobreza y violencia. Y la gente pro-aborto debe estar dispuesta a enfrentar la atroz realidad de cómo se ve la realidad de todo el procedimiento abortivo, y de todo lo que le rodea. Estas son realidades pesadas y duras, pero verdaderas, y no podemos ignorarlas.

Sin embargo, es importante aquí que nos demos cuenta, de que esas realidades atroces, aunque muy verdaderas, pueden usarse con el objetivo de manipular emocionalmente, para intentar añadir validez y justificación a los argumentos tanto pro, como anti, aborto.


Las cosas que la mujer tiene que enfrentar, son a veces atroces, por lo tanto, está justificada en abortar.

Versus

El aborto es atroz, por lo tanto, estamos justificados en obligar a la mujer a dar a luz y criar un hijo/a, o al menos darlo en adopción.


En teoría, ambos lados quieren ayudar a aliviar aspectos terribles de la vida, pero difieren radicalmente sobre cómo se vería una solución aceptable. Un lado, dando prioridad a aliviar mujeres en necesidad, y el otro lado dando prioridad a aliviar bebés en el vientre.

El lado pro-aborto no puede apelar al “derecho natural de la mujer sobre la autonomía de su cuerpo”, sin dar pie a que entonces el lado anti-aborto pueda apelar al “derecho natural del feto a la vida”.

El problema y desacuerdo como tal, no va a estar en nuestros “medidores de atrocidad”, sino en ¿qué exactamente ES un aborto? ¿Cuál es el verdadero orden y jerarquía de los “derechos naturales“, y qué es lo que define o nos convierte en una “personalidad/entidad con derechos”?

La Prioridad y Naturaleza de los Derechos Humanos

A veces en situaciones duras, ninguna opción parece buena, pero igual tenemos que tomar una decisión. Tenemos que buscar la opción “menos mala”. Al final, independientemente de qué tan atroz sea la vida y sus situaciones diversas, tenemos que preguntar:

¿Qué opción gana? ¿El derecho del feto/bebé a la vida, o el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo?

Para ilustrar su punto de vista, el lado pro-aborto suele hacer una comparativa con la donación de órganos. Y muchos consideran que éste es el argumento más válido y fuerte de la posición pro-aborto.

La idea viene siendo, que incluso si concedemos al feto el estatus de “persona viva” (por lo tanto humano con derechos), de todas formas no podemos forzar a una mujer en contra de su voluntad, a que ceda control y soberanía de su propio cuerpo, en beneficio de un tercero. De la misma manera en que yo no puedo forzar a alguien a que me done su riñón, ni siquiera de forma temporal (9 meses digamos). Por eso no obligamos a la gente a que done sangre, e incluso, cuando alguien muere, todos esos órganos que serían de enorme valor para muchas personas, no obligamos a la familia del fallecido a que los donen. Alguien pro-aborto podría llegar a argumentar que en la sociedad actual incluso los muertos tienen más derechos que una mujer embarazada.

He visto en varias ocasiones, personas anti-aborto quedarse sin saber cómo responder este argumento de la donación de órganos. Usualmente responden diciendo que la situación entre la mamá y su hijo/a en el vientre es diferente, pues tienen una relación especial y una responsabilidad especial hacia sus hijos. Pero eso no es una respuesta tan apropiada, y se está apoyando un poco más en el aspecto atroz de “madre acabando con la vida de sus hijos”, que respondiendo directamente a la lógica detrás del argumento sobre donar órganos.

Por ejemplo, incluso la madre teniendo esa relación y responsabilidad especial hacia sus hijos, no diríamos que la mamá tiene la obligación de donar sus órganos a sus hijos si estos los requirieran. La mayoría probablemente aceptaría donar, si fuera necesario y posible, pues la mayoría ama a sus hijos; pero no podemos decir que esa es su obligación moral, y mucho menos buscaríamos forzarlas a donar, a través del gobierno y la ley, simplemente por ser las madres del necesitado.

Sin embargo, sí existe una forma apropiada en que la posición anti-aborto puede responder a este dilema. El no-abortar, se puede ver como algo diferente de la donación de órganos, y no es por las razones de que la mamá tenga una relación y responsabilidad especial hacia sus hijos.

Teleología

Stephanie Grey lo dijo de una manera muy atinada:

“El riñón existe en mi cuerpo, para mi cuerpo.
El útero existe en mi cuerpo, todos los meses, preparándose para el cuerpo de alguien más.”

Tu riñón tiene el propósito de servirte a ti en tu cuerpo, así que si tomo tu riñón a la fuerza, soy culpable de transgredir contra tu cuerpo. ¿Pero y el feto en la matriz?

El feto está en el único lugar donde se supone que debe estar, un lugar cuyo propósito es servir y sostenerlo a él, no a su madre. En términos teleológicos—esto es, en cuanto a los fines y propósitos de la realidad—el feto tendría mayor derecho de uso sobre la matriz que la madre. De cierta forma, el feto es enteramente inocente, y está simplemente siguiendo su curso y destino natural. Está Donar órganos es muy generoso, pero se sale completamente de ese orden, y es ir más allá de el deber básico y natural.

Propósito? Deber? Natural?

Para alguien pro-aborto, esas palabras como “deber natural“, van a ser chocantes. Vi una vez a alguien en Reddit expresarlo de una forma peculiar:

“No me importa cuál sea el “propósito” de la matriz, de igual manera voy a hacer lo que yo quiera con MI matriz. La humanidad trabajó larga y arduamente para liberarse de los caprichos de la “Naturaleza”. Si estás tan interesado en para qué ‘diseñó’ la Naturaleza nuestros cuerpos, entonces adelante, deshazte de tu casa y de toda tu ropa, y ve a perseguir gacelas en África por el resto de tu vida.”


En la postura pro-aborto usualmente es el humano el que eleva el valor de la vida.

En la postura anti-aborto usualmente es Dios el que eleva el valor de la vida.


Alguien pro-aborto vería el requerimiento de sostener un embarazo no deseado como injusto, independientemente de cuál sea el propósito de la matriz, porque en realidad, no existe un “propósito” para la vida que sea científicamente comprobable. La imposición de los estándares y valores anti-aborto en la cultura y la ley, se podrían percibir desde el lado pro-aborto como una especie de tiranía religiosa.

E incluso con el propósito de la matriz siendo el sustento y crecimiento de nueva vida, se podría de todas formas percibir a la mujer como la dueña de esa matriz, y por lo tanto, la que tiene el derecho a decidir si concederá el uso de esa matriz para sus futuros fetos, o no. El propósito de una pluma es escribir, pero eso no quiere decir que tú puedas obligarme a escribir lo que tú quieras, con la pluma que resulta estar en MI mano.

¿Qué Harás con la Antorcha que se te ha Dado?

Siempre hay excepciones, pero alguien anti-aborto, es mucho más probable que vea y trate la vida humana como algo trascendental, algo sagrado—un privilegio dado a nosotros por algo mayor y superior a nosotros, algo que deberíamos buscar y tratar con reverencia y gratitud, si queremos que la vida en general prospere y florezca en nuestra familia y comunidad.

Aquí también habrá excepciones, pero alguien pro-aborto, es mucho más probable que vea y trate la vida humana como algo biológico, donde nosotros somos los dueños de nuestras vidas, nosotros decidiremos cuál será nuestro propósito, a dónde iremos con lo que tenemos, qué haremos con nuestros días, y cuál será nuestra verdad.

En teoría, un lado querrá buscar y servir el propósito y valor objetivo de la vida.
Y el otro lado, querrá enfocarse más en una vida práctica, y en nuestras decisiones sobre esa vida.

¿Pero cómo se vería esa “vida práctica”?
¿O cómo se vería ese “valor objetivo de la vida”?

Posición Pro-Aborto Desde su Raíz

En esta sección, voy a asumir el rol y voz de una persona a favor del aborto, para intentar ilustrar más o menos, una perspectiva general y resumida de una postura pro-aborto:

Lo más práctico, es dar prioridad a las personas que ya están vivas—o si el feto se considera como vivo, dar prioridad a las personas que ya tienen un nombre, que ya tienen un rostro que sus seres queridos reconocen, que ya tienen una conciencia más plena de que existen, y una experiencia sensorial y emocional más desarrollada y compleja que la de un feto.

Lo atroz de la vida, puede que no sea el argumento que justifique como tal el aborto, pero no quiere decir que no sea una consideración importante. Queremos ayudar a la mujer embarazada que quiera abortar, a liberarse al menos de este problema extra, de este terrible peso que representa un embarazo no planeado. Y estamos justificados, porque el derecho de una mujer adulta sobre su propio cuerpo, tiene prioridad sobre los derechos de un feto que apenas se está desarrollando.

Al final del día, nosotros somos los que tenemos la libertad de darle un valor y propósito personal a nuestras vidas, no una “Naturaleza” externa a nosotros, ni un “Dios”. O si quizá creemos en un Dios, es un Dios que no juzga, o un Dios que es más bien una fuerza, o una energía, en lugar de una Persona todo poderosa con consciencia e intenciones específicas hacia nosotros. O quizá todos nosotros somos Dios, de alguna forma profunda y misteriosa.

El aborto es una medida quizá desagradable, pero necesaria por el bien mayor. El dónde trazar la línea de cuándo es necesario el aborto, dejaremos que la mujer lo decida de forma personal. Por encima de todo, queremos ser una sociedad que pueda gozar de ciertas libertades y derechos básicos y decentes. Esas libertades y derechos no podemos otorgarlos de la misma manera sobre los fetos, por las razones ya antes descritas. No están lo suficientemente desarrollados.

Posición Anti-Aborto Desde su Raíz

En esta sección, voy a asumir el rol y voz de una persona en contra del aborto, para intentar ilustrar más o menos, una perspectiva general y resumida de una postura anti-aborto:

¿Sobre qué están cimentados los derechos humanos? No vienen de nuestro nivel de conciencia, o de desarrollo, sino que vienen de nuestra naturaleza humana. Si no cimentamos los derechos humanos sobre la única cosa que tenemos todos en común (somos seres humanos), entonces damos paso a que los grupos que dominen la cultura y la política sean los que vayan a decidir qué características serán las que determinen si podemos considerar a alguien una “persona con derechos”.

“Está bien que los matemos, porque son muy diferentes a nosotros”. Esa ha sido una excusa para justificar innumerables atrocidades a lo largo de la historia. Si decimos que está bien matar a un bebé en el vientre de su madre, a causa de todos los problemas y dificultades que está ocasionando a los demás, ¿qué nos detiene de extender esa lógica hacia otros lados? ¿Quién decidiría qué vidas son dignas o no, y qué criterios usaría?

¿Cómo empezará a verse una sociedad que trate la vida humana en su punto más vulnerable con semejante desdén? ¿Cómo esperamos que las nuevas generaciones vean sus propias vidas como valiosas, si les decimos que la vida humana en su momento misterioso y milagroso de concepción y desarrollo en el vientre, es algo en realidad desechable dependiendo de las circunstancias?

¿De verdad queremos desanclar el estándar de valor y dignidad de la vida? ¿Desanclarlo del suelo firme de “todos tenemos algo intrínsecamente valioso y sagrado dentro de nosotros”, para ponerlo en manos de humanos, para que racionalicen un estándar personalizado y variable a sus propios deseos y gustos? Si nosotros decidimos personalmente el propósito y valor de la vida, ¿qué nos detiene de volvernos terriblemente egoístas?


¿Es tiranía religiosa enseñar que los humanos tenemos un valor intrínseco, diferente a ser meros “accidentes biológicos en un mundo sin sentido”?
¿Cuál es la verdad de la moralidad?


El feto está vivo, y claramente es un miembro de la especie humana, por lo tanto tiene cierto valor y derechos inalienables, independientemente de si está dentro o fuera de la matriz, e independientemente de lo que su madre o incluso la sociedad entera piense o quiera.

Apelando a un Orden Mayor

La postura pro-aborto podría acusar a la postura anti-aborto de utilizar de forma injusta un orden mayor (como Dios) para justificar y promover sus ideas. Se podría acusar de que no se debe de meter la religión a este tema y esta discusión. Pero en realidad, es inevitable que todos acudamos a un orden mayor, aunque le pongamos nombres distintos.

Quizá el lado anti-aborto hable de un propósito objetivo, de un valor sagrado de la vida; de un orden natural, o de un Dios. Y quizá el lado pro-aborto hablará de la libertad a la auto-determinación, de lo sagrado de los derechos individuales; de un feminismo, o una justicia social.

No podemos escapar nuestro deferir hacia una autoridad superior, hacia un absoluto independiente a nosotros, al momento de sostener cualquier tipo de argumento o creencia. Independientemente de cuáles sean tus creencias, si acusas a un gobierno, o grupo, de opresión o injusticia, estás apelando a la autoridad de un Orden Mayor, superior a cualquiera de nosotros. Quizá ahí, asegurarnos de estar siguiendo al correcto sería lo más importante.

¿Qué Harás con la Flama de Vida?

En un sentido abstracto, la posición pro-aborto tiene quizá un espíritu como de “nosotros mismos meteremos nuestras manos al fuego, y decidiremos por nuestra cuenta cómo usaremos ese poder y esa luz que hemos encontrado”.

La posición anti-aborto, tiene quizá más un espíritu como de “nosotros queremos buscar y presenciar con respeto el calor de esta luz, y queremos entenderla, conocerla y honrarla en la manera que merece, no en la manera que nosotros queramos”.

Tú como lector, ¿qué tan cierto consideras todo eso?
¿Qué tanto podemos manipular la vida, su significado y propósito?
¿Dónde dibujamos la línea y por qué?

Hasta aquí llega la parte donde intento presentar el conflicto de la forma más imparcial posible. Para explorar las cosas más a fondo, es necesario exponer también mi opinión y conclusiones personales. Extiendo la invitación a ustedes para que lo exploren y consideren con su debido grano de sal:

Experiencia Personal

La mayoría de mi vida yo me consideré pro-aborto. Hoy, me considero anti-aborto, pero tengo varias críticas contra mucha gente anti-aborto, que más adelante abordaré con detalle. También al final compartiré un punto pro-aborto muy válido e importante, que quizá incomode a muchas personas anti-aborto.

De niño/adolescente, recuerdo la sorpresa de darme cuenta de que un aborto involucraba acabar con la vida de un embrión o un feto. Usualmente con dedos, ojos, un pulso, etcétera. Yo me imaginaba que un aborto se vería más como simplemente soltar un coágulo, o una masa. Esta idea se desarrolló subconscientemente quizá, por el tipo de retórica que suele utilizarse para describir el aborto, como por ejemplo, que el feto es una simple “masa de células”.

Como ejemplo de esa retórica, en el 2022 varios periódicos famosos como The Guardian, The New York Times, o Business Insider, publicaron una serie de artículos donde aseguran que el “tejido” de un embarazo de 9 semanas se verá así:

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Foto: MYA Network

Los artículos mencionados, aseguran que antes de la semana 10 de embarazo, el embrión es tan pequeño, que es prácticamente invisible para el ojo humano.

Pero si hacemos un poco de investigación con sentido común, encontramos bastante información que muestra que a las 9 o 10 semanas un embrión—o un feto ya—tiene ya un par de centímetros de tamaño, y se vería más bien como algo así:

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Foto: Wikimedia

A pesar de que recibieron bastante crítica, ninguno de los periódicos retractó nada de la cuestionable información que promovieron. ¿Por qué hacer eso? ¿Por qué ofuscar así las cosas, confundiendo a la gente? ¿Qué pasa si una mujer decide abortar, y por culpa de la desinformación, en la taza del baño se encuentra con algo muy diferente a lo que esperaba ver?

A pesar de esas nuevas revelaciones sobre cómo se veía un aborto, yo seguí siendo pro-aborto de joven. Consideraba que aquellos que “ya estábamos involucrados en la vida”, teníamos más derecho a la vida que aquellos seres (fetos y embriones) que dependían de la mujer de forma extraordinaria.

Más adelante en mi vida, después de ver gráficas fotos que me impactaron, sobre los procedimientos abortivos en el segundo y tercer trimestre, empecé a apoyar el aborto sólo en el primer trimestre, sólo antes de la semana 13. O a apoyarlo en casos que consideraba especialmente atroces, como con desórdenes fuertes como lo es el síndrome de down.

Un Experimento Mental

Me gusta la serie Game of Thrones, y disfruté leer los libros también. En ese universo, vemos un personaje llamado Eddard Stark. El señor Stark es un buen líder, y al inicio del primer libro enseña a sus hijos una sabia lección sobre el peso de la responsabilidad:

La sangre de los primeros hombres corre todavía por las venas de los Stark, y creemos que el hombre que dicta la sentencia debe blandir la espada. Si le vas a quitar la vida a un hombre, tienes un deber para con él, y es mirarlo a los ojos y escuchar sus últimas palabras. Si no soportas eso, quizá es que ese hombre no merece morir.

»Algún día, Bran, serás el banderizo de Robb, tendrás tierras propias y deberás defenderlas en nombre de tu hermano y de tu rey, y te corresponderá hacer justicia. Cuando llegue ese día, no te resultará grato, pero no debes apartar la vista. El gobernante que se esconde tras ejecutores a sueldo olvida pronto lo que es la muerte.

Juego de Tronos, Bran I

Apliqué este principio a un experimento mental. Me imaginé teniendo un hijo con mi esposa, un hijo planeado y deseado. Pero eventualmente, nos enteramos de que este hijo tiene síndrome de down, algo que nosotros definitivamente no querríamos. Es un escenario “atroz”, así que, vería más que justificado el aborto ahí, pero entonces—”el que sentencia, que ejecute“.

Imaginemos que la única forma de abortar, es si un hada teletransporta nuestro feto de 12 semanas (fecha media en que se puede detectar el síndrome de down) a mi mano. Y entonces, si estoy convencido de que estoy justificado, tengo que ser yo el que use mis propias manos, para acabar con su vida. Y al llevar a cabo con honestidad este imaginario experimento, me di cuenta de que yo no sería capaz de hacerlo. No podría ejecutar mi sentencia.

Quizá este experimento mental en específico es demasiado extremo, pero apunta hacia algo real y cierto, que es que mucha gente cambia su opinión sobre el aborto cuando se ven forzados a enfrentar de forma más directa la realidad e implicaciones de un aborto. Cuando por ejemplo ven videos informativos con animaciones sobre cómo son los procedimientos.

Lo que nos lleva a preguntar de nuevo y con mayor razón: ¿por qué se busca ofuscar las cosas? ¿Por qué decir que un feto no está vivo, que es sólo un cúmulo de células, o incluso mentir diciendo que en la semana 9 es tan pequeño que no es visible? ¿Se teme acaso que demasiada información sobre la realidad de las cosas vaya a manipular emocionalmente a la gente de carácter sensible, convirtiéndolos en anti-aborto y así dañando la causa?

Probablemente parte de esa falta de transparencia y congruencia, se dé efectivamente porque se quiere ganar los argumentos contra la posición anti-aborto. Quizá también en parte se dé, porque el aborto es incómodo, incluso para alguien que lo apoya, y se busca entonces “eufemizar” o suavizar el panorama, para que no sea tan incómodo. Pero además de todo eso hay que considerar, que el aborto es una industria multimillonaria.

No quiere decir que exista una conspiración para que cada vez haya más y más abortos, al menos no de forma consciente, o no en su mayoría. Pero sí sería buena idea tomar en cuenta que el incentivo económico está ahí, y muchos estudios científicos, y mucha de la presencia mediática, tendrá esa presión y ese interés económico mezclado con lo demás, causándoles sesgos a veces muy fuertes en su forma de presentar la información. Y esto a su vez, causará sesgos en la población que consume esa información.

Y entre más lo investigaba, más ejemplos encontraba de distorsiones de este tipo en los argumentos, que me acercaban cada vez más a pararme en el lado anti-aborto. Como por ejemplo, el tema de las adopciones.

El Mito de la Crisis Adoptiva

Es común escuchar como argumento a favor del aborto, el hecho de que existen miles de niños esperando ser adoptados, y que por lo tanto no debemos agregar más aún a ese sistema saturado. Que es por eso mucho mejor permitir a las mujeres abortar, que hacerlas dar sus hijos en adopción. Pero si observamos los datos, nos damos cuenta de algo curioso: hay millones de parejas esperando adoptar.

La razón detrás de esta aparente contradicción, es que los miles de niños y niñas esperando ser adoptados, suelen tener varios años de edad, y la mayoría son adolescentes incluso. Usualmente vienen de situaciones duras de abuso familiar, y cargando quizá con traumas o trastornos de comportamiento. Mientras tanto, las millones de parejas en lista de espera para adoptar, usualmente están buscando adoptar bebés. Es comprensible, pues los primeros años de vida son cruciales en determinar nuestro desarrollo y carácter.

La persona pro-aborto podría decir, que esas parejas deberían estar dispuestas a hacer el sacrificio y adoptar un niño grande en necesidad, en lugar de querer adoptar un bebé. Pero ese no es el punto importante.

El punto importante, es que la mujer que está debatiéndose entre abortar, y dar en adopción, no va a toparse con un sistema “saturado” si decide dar en adopción. Al contrario, va encontrar cientos de perfiles de parejas dispuestas a darle amor, un hogar, y una familia a su bebé, y puede conocer y escoger de entre todos ellos, parejas de otros países incluso, a través de agencias dispuestas a ayudar a pagar los gastos médicos y legales relacionados al embarazo y proceso de adopción.

Eso pinta una imagen muy distinta. De pronto, la posición anti-aborto ya no está exigiendo que una mujer se vea obligada a sostener un hijo/a no planeado por el resto de su vida. A lo mucho, se pide que haga el sacrificio de darlo a luz, y luego darlo en adopción. Aunque es correcto decir que tampoco hay que subestimar ese sacrificio.

Que tu familia y amigos se den cuenta que te embarazaste, y que diste en adopción tu bebé, puede significar una gran vergüenza social. En especial para mujeres que quizá ya tienen hijos (¿por qué diste a mi hermanito en adopción mamá?). Sería mucho más fácil si antes de que todos se enteren, el embarazo simplemente desapareciera.

¿El problema? Con un aborto, el embarazo no desaparece simplemente. Hay un proceso un tanto desagradable de por medio, por decirlo de cierta forma. Uno que a veces se prefiere ofuscar y eufemizar, para quizá no sentirnos tan incómodos con su realidad.

Por ese ofuscar en el tema de la adopción, surge también la pregunta: ¿Cuántas mujeres habrían decidido dar en adopción, en lugar de abortar, si la información que escuchaban sobre la adopción no hubiera estado distorsionada?

¿Riesgos de Salud?

Otra de las áreas donde empecé a encontrar distorsiones en los argumentos, fue en los riesgos de salud. Uno de los casos más sonados, y admitido incluso por la mayoría de activistas pro-aborto, era esta idea errónea de que miles de mujeres morían al año a causa de abortos clandestinos (ilegales). Los números reales, son más cercanos a un par de docenas al año, tanto para abortos legales como ilegales.

Aún así, un aborto ilegal es mucho más peligroso que un aborto legal, y un embarazo como tal es más peligroso que un aborto, ¿correcto?
Eso solía pensar, pero también ahí encontré discrepancias al momento de investigarlo.

Esa idea está sustentada más que nada por un artículo científico específico, que después se hizo la observación tenía muchos problemas en su metodología. Uno de esos problemas por ejemplo, es que las muertes por aborto se consideraban sólo por eventos relacionados al aborto (debidamente), pero las muertes por embarazo se consideraban sin importar a qué estaban relacionadas (indebidamente). Esto es, si morías por ejemplo en un accidente vehicular después de un aborto, no contaba eso como un “riesgo de abortar”; pero si morías en un accidente vehicular estando embarazada, eso sí contaba como un “riesgo de estar embarazada”.

Hay estudios más recientes, que señalan que es probable que el aborto, incluso siendo legal, puede ser en realidad hasta 4 veces más peligroso que un embarazo. Por supuesto, esos estudios tampoco serán perfectos, y tendrán sus propios sesgos. No vamos a entrar en debate profundo sobre estudios científicos aquí (cada quién puede ver los artículos y sacar sus propias conclusiones si así lo desea). Pero sí es pertinente señalar que no existe tampoco en esta área, un consenso científico sobre qué tan peligroso o seguro sea un aborto.

Eventualmente, todas estas cosas me hicieron cambiar a ser anti-aborto. Especialmente el presenciar con mis propios ojos el cómo se ve un aborto, e imaginándolo siendo hecho por mi propio decreto y mano. Sabiendo también que incluso en la situación más atroz, la adopción sigue siendo una opción bastante viable.

Mucha gente suele apoyar el aborto en las primeras semanas, pues se les hace quizá un balance razonable. Pero se vuelve un poco difícil si les preguntamos, ¿hasta qué semana y por qué? Se vuelve aún más difícil, y muchos cambian de opinión, después de ver cómo funcionan los procedimientos. ¿Es eso por una especie de manipulación emocional? ¿O es quizá una reacción natural a una realidad donde, como se suele decir, una imagen puede hablar más que mil palabras?

La Perspectiva Cristiana

Un par de años después, en una gran historia que será para otro día, entregué mi vida a Cristo, y mi perspectiva sobre la vida y todo lo relacionado a ella, tuvo también alteraciones profundas. Esto es también relevante al tema, porque gran cantidad de personas que tienen una posición en contra del aborto, suelen pertenecer a alguna rama del cristianismo, o al menos se sujetan a sus valores generales.

En el cristianismo, la vida no sólo tiene un valor intrínseco, sino que es algo sagrado. Tan sagrado de hecho, que ni siquiera es algo que nos pertenezca. Es un regalo increíble que no merecemos, un privilegio que ha sido otorgado a nuestras manos para administrar con sabiduría, no para complacernos a nuestro propio gusto egoísta. Y sólo sometiéndonos con humildad a ese orden, belleza, y poder trascendental, podemos encontrar la verdadera libertad y gozo, y encontrar el perdón de todo lo torcido que hay dentro de nosotros.

El aborto, es muy similar a lo que Adán y Eva hicieron cuando decidieron que ellos decidirían qué sería lo correcto y lo incorrecto. La raíz de todo problema es, en esencia, esa tentación y orgullo luciferiano.

Pero una cosa es Cristo y el Cristianismo, y otra cosa será las personas que dicen ser cristianas.

La Condenación del Cristiano Intolerante

Se supone que al arrepentirte y tener fe, el mismísimo Espíritu de Dios entra en ti, y comienza una transformación en tu corazón que te lleva a mostrar el amor de Cristo. Pero muchas veces vemos personas diciendo portar Su nombre, pero actuando con una amarga falta de empatía. Quizá incluso hipocresía, donde pareciera que buscan exaltarse a sí mismos a través de la condenación de otros.

Recordemos que si defendemos la verdad y la vida, es para que seamos una luz que apunte a algo más grande que nosotros. La justicia y la venganza le pertenecen a Dios, no a nosotros. Sí debemos de hablar la verdad con valentía, y sí debemos juzgar con sabiduría y poder, pero debe ser todo con compasión; debemos tener cuidado al juzgar pues con la misma medida que midamos a otros, nosotros seremos juzgados.

Quizá tú la mayoría del tiempo defiendes la postura pro-vida para hacerte sentir santurrón a ti mismo. Que tú eres el que sí hace las cosas correctas, porque así lo aprendiste de tu religión, mientras que esos sucios pecadores cometen atrocidades. Mejor sería que te cuides de no olvidar que tú mismo eres un pecador.

Es cierto que la verdad muchas veces ofende, pero no utilices eso como excusa para casualmente dar rienda a la lengua, y soltar palabras deliberadamente hirientes. Tu falta de misericordia podría ser señal de que conoces la ley de Dios, pero quizá no haz conocido a Dios como tal, ni el verdadero poder de Su amor y perdón. Quizá en el día del juicio, Jesús te dirá: “. . . apártate de mí, que nunca te conocí” Mateo 7:23

Estamos usando palabras y argumentos, pero tengamos consciencia de que no estamos tratando con palabras y argumentos, estamos tratando con personas. Incluso si llegasen a cambiar de opinión, tengamos un poco de compasión por el hecho de que quizá llegarán a la conclusión, de que de cierta forma estaban siendo defensores de un especie de genocidio masivo. Tengamos un poco de compasión por la mujer que ya abortó en el pasado, siguiendo las creencias y narrativas del mundo, y empaticemos por las implicaciones y conclusiones nuevas que ahora ella quizá va a tener que reconocer sobre sus acciones pasadas.

Por encima de todo, el cristiano debería acercarse a tales personas, con el mensaje de esperanza, de perdón, y de la nueva vida que ofrece la cruz de calvario. Siempre recordándoles que sus pecados no les hacen menos que nadie más, y que todos estamos igualmente retorcidos y perdidos sin Dios.

“Él les respondió: «¿Piensan que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente. ¿O piensan que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente».”

Lucas 13:2-5

Un Dilema

Dije que al final compartiría un punto pro-aborto válido e importante, que quizá incomode a varias personas anti-aborto. La forma en que escuché por primera vez este punto específico, fue con un escenario imaginario similar al dilema del tranvía.

Imaginemos que estamos en una clínica de fecundación in vitro. El edificio está en llamas, y sólo tienes dos opciones. Puedes salvar un maletín que contiene 100 embriones congelados; o puedes salvar a una niña de 5 años. ¿Cuál eliges?

La intuición y conciencia nos lleva a decir que salvemos a la niña de 5 años, y estoy de acuerdo con esa decisión. Entonces, la persona pro-aborto ahí entra y dice: “He aquí, también ustedes consideran que la vida de un embrión no está al mismo nivel de consideraciones que tendríamos con una persona ya desarrollada y fuera de la matriz. ¿Por qué entonces, equiparan un aborto con matar a alguien, si en realidad estarían dispuestos a matar a 100 de esos embriones para salvar sólo a una niña?”.

Ahí hay una observación acertada, pero también otra no tan acertada.
Imaginemos un escenario similar:

Imaginemos que estamos en el mismo edificio en llamas, y sólo tenemos dos opciones. Podemos salvar a una niña de 5 años, o podemos salvar 3 hombres de 90 años. ¿Cuál eliges?

La intuición y consciencia de nuevo nos lleva a decir que salvemos a la niña de 5 años. ¿Quiere decir eso, que el valor intrínseco de la vida de la niña, es superior al valor intrínseco de la vida de los 3 hombres de 90 años? No realmente. ¿Estamos justificados en acabar con la vida de hombres de 90 años si se llegan a convertir en una carga indeseable en nuestras vidas? Tampoco.

De igual manera, las mujeres no son superiores en valor a los hombres, pero en una catástrofe natural, los hombres nos aseguraremos de que ellas sean las primeras en ser puestas a salvo.

Independientemente de nuestro valor intrínseco como humanos, hay otras consideraciones que tomamos en cuenta cuando tomamos decisiones en situaciones difíciles. Los hombres de 90 años están ya al final de sus vidas, mientras que la niña tiene aún toda una vida por delante. Los embriones congelados es casi seguro que no sentirán dolor alguno, mientras que la niña puede que muera agonizantemente en llamas. Y los padres de los embriones no sufrirían igual la pérdida que los padres de la niña de 5 años.

¿Quiere decir esto que estamos justificados en acabar con la vida de embriones y/o fetos? No necesariamente. Tendrías que comprobar que el embarazo es lo suficientemente atroz para justificar la decisión. Pero entonces, el lado anti-aborto respondería a su vez, llamando al aborto como el acto que verdaderamente es el atroz. Y entonces estamos de regreso a los argumentos que ya exploramos.

Pero hay un punto válido de este dilema, que sí quiero resaltar: Es verdad que no tenemos las mismas consideraciones hacia un feto, o especialmente un embrión de un par de semanas, que las que tenemos hacia un bebé recién nacido, o hacia un adulto. Y regresándolo al tema de la compasión, no se me hace correcto que personas anti-aborto describan a las mujeres que abortan por ejemplo como “mata-bebés”. Y creo que quizá tampoco debería de considerarse un aborto al mismo nivel que un homicidio.

Sigo siendo pro-vida, o “anti-aborto” como he usado en este artículo. Y creo que el aborto es algo inmoral que acaba con la vida de un ser humano. Pero creo que igual no nos haría daño ponernos más en los zapatos de los demás, y darnos cuenta de que es difícil considerar los momentos del inicio del desarrollo de la vida como algo sagrado, cuando creemos que quizá de todas formas todos somos meros accidentes biológicos en un mundo ultimadamente desolado.

Es especialmente difícil pensar en esos términos absolutos sobre lo sagrado de la vida, cuando estamos rodeados de atrocidades, de información conflictiva, y de dilemas que parecen no tienen una buena solución.

¿Y en lo Legal?

Ya hablamos de lo filosófico y lo ético, pero ¿qué hay de lo político?
La verdad no estoy tan seguro sobre qué opinar ahí. Las leyes específicas y los políticos varían, dependiendo de lo que la población conoce y quiere. La cultura es la que verdaderamente moldea la política, si bien con cierto retraso, así que prefiero enfocarme en eso, a través de este artículo por ejemplo. Aunque no niego que el activismo político sea también necesario y bueno hasta cierto punto.

Como cristiano, estoy llamado a respetar la ley y a las autoridades, y a nunca juzgar directamente o condenar con desprecio a ninguna mujer. Pero también, estoy llamado a proclamar y honrar la verdad, y la luz de la gracia dada a nosotros a través del hermoso regalo y milagro de la vida.

¿Y Tú Lector?

¿Y tú qué piensas?
¿Hay algo intrínsecamente sagrado en los humanos?
¿Cómo lo sabes?
¿O dónde dibujas la línea divisoria y por qué?
¿En qué va estar basada nuestra moralidad?
¿Tienes fe en algo sólido?
¿Hay esperanza para la humanidad, o deberíamos apuntarle a lo que sea que “funcione decentemente”?

Muchas preguntas. Pero seguiremos aquí en este blog, para seguir explorándolas. Si leíste hasta aquí, me encantaría saber qué opinas, que no te de pena crear una cuenta en forum.gustavorivas.org para dejarme un comentario o crítica. Gracias por leer este largo blog-post, sobre todo espero que pueda ser material reflexivo y edificante para ti, independientemente de cuáles sean tus creencias o posturas.

Si crees que fue buen contenido abordando este controversial tema, no dudes en compartirlo con alguien que crees le podría ser de bendición.

Que Dios les bendiga, y derrame su gracia sobre sus vidas.

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